
Me llamaréis viejo carcamal, pero recuerdo cuando era pequeñito y sólo teníamos dos cadenas de televisión, que pusiésemos la tele a la hora que fuese siempre había algo interesante que ver. Ahora enciendo mi tele de 42″ y empiezo a cambiar de canal creyendo que voy a encontrar algo interesante y empiezo a tener la sensación de estar perdido en mitad del desierto buscando un oasis que nunca llega. Hemos cambiado la calidad por la cantidad. Lo que más me preocupa es que esto es lo que quiere el público.








