Tengo que reconocer que el cine es una de mis aficiones favoritas, así que era de esperar que me fuese a ver la de Avatar en 3D. Es cierto que el precio de la entrada es un poco caro (más si invitas a alguien a verla), pero la verdad es que merece mucho la pena. Yo recuerdo cuando daban por la tele los sábados por la tarde aquellas películas que decían que estaban en 3D y que varias semanas antes te las empezaban a anunciar y te comprabas el Teleindiscreta porque daban unas gafas con un plástico rojo en un ojo y otro azul en el otro. Luego resultaba que sólo había un par de minutos en toda la película en los que se veía algo en 3D (nada del otro mundo).

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